Leprosería de Fontilles

Esta es otra historia de las que nos gustan: con protagonistas soñadores y comprometidos con una causa, que no solo sacan adelante contra todo pronóstico, además se convirtió en un legado que cambió la vida de mucha gente.

Tormos (Marina Alta, Alicante). Noche del 15 de diciembre de 1901. Un alarido estremeció al padre Carlos Ferris (1856, Albal – 1924, Gandía) en casa de su amigo, el abogado Joaquín Ballester (1865, Tormos – 1951 Gandía), donde se alojaba por unos días. Los gritos y lamentos provenían de la casa de un vecino afectado de lepra, Bautista Perelló, quien llevaba años sin salir de su domicilio, y la única atención que recibía era el cántaro de agua que le dejaban una vez al día en la puerta.

Bautista, impedido por las secuelas físicas de la lepra, se las arreglaba sin ayuda con todas las tareas domésticas. Pero, quizá, los peores efectos de la enfermedad, fueran los que dejaba la marginación social. Realmente, Bautista se podía considerar privilegiado, ya que numerosos enfermos de lepra vivían expulsados de los pueblos, en cuevas o madrigueras.

El interés de Ferris y Ballester por conocer más sobre la enfermedad «maldita», reveló que la Marina Alta tenía más casos de lepra que la media nacional. El jesuita, tenía experiencia en trabajar sobre los problemas terrenales de los más desfavorecidos: desde fundar una caja de ahorros, cuando éstas servían para evitar la usura, hasta promover los estudios universitarios de hijos de campesinos –recordamos, que estamos en los albores del siglo XX–.

Por su parte, Ballester, que pertenecía a una familia noble de la derecha católica, fue promotor de diversas obras sociales dentro de la economía, educación, obras públicas… cuando estaba todo por hacer. Junto al religioso, luchó contra la peor cara de la enfermedad: la ignorancia de los no enfermos de lepra.

Así que juntos idearon un proyecto para acoger y tratar a los enfermos. Darles una vida digna, una esperanza. Buscaron un terreno apropiado, fresco, fértil, ventilado, accesible… y dieron con Fontilles (fuentecillas), dentro del Val de Laguar (Marina Alta, Alicante).

Compraron los terrenos a los pequeños propietarios, se enfrentaron a los vecinos, políticos y empresarios que pretendían impedir la construcción de la leprosería, supuesta amenaza a la exportación de la pasa –motor económico de la comarca en la época–.

El 17 de enero de 1909, sin discursos ni banda de música, ingresan los primeros ocho enfermos de lepra en la Colonia Sanatorio de San Francisco de Borja. Llegaron a ser 400 en los años 50, llegados de toda España. Unos se casaron, algunos tuvieron hijos, otros aprendieron un oficio, muchos se curaron, algunos prefirieron morir allí… pero todos tuvieron –tienen– una vida digna, gracias a las aportaciones privadas, a través de la Asociación Fontilles y el voluntariado. Como muestra, la visita y desfile todos los octubres, desde hace más de 60 años, de los Moros y Cristianos de Alcoy ante los residentes en Fontilles, como muestra de cariño y solidaridad.

Fontilles fue concebido como una residencia y centro de investigación de referencia a nivel mundial, y continúa formando a profesionales sanitarios que trabajan en países donde la lepra y otras enfermedades relacionadas con la pobreza, aún representa un problema sanitario y de exclusión social.

En la actualidad, se puede visitar el complejo o mini ciudad, que cuenta con cantina, teatro, oficina de correos… casi todas, instalaciones en desuso, excesivas para los 41 residentes actuales. Llama la atención el paisaje, que podría pertenecer a alguna montaña más septentrional; las espectaculares vistas al Mediterráneo, únicamente interrumpidas por un particular Muro de la Vergüenza, levantado en 1923 ante la alarma de los vecinos, que veían deambular por los caminos a algunos enfermos atraídos por supuestos remedios de curanderos sin escrúpulos, y que el actual director del centro deja que el tiempo haga desaparecer. Cabe destacar que en más de 100 años, no se produjo ningún contagio de la enfermedad a los sanitarios o voluntarios. La cura definitiva, no llegó hasta 1981.

Fontilles también admite donativos en esta web, para proyectos concretos, como este para paliar la úlcera de Buruli de niños del Congo.

Las palabras en azul son enlaces, como este de un documental de la RTVV, que puedes ver en Youtube.

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Vistas del valle, al fondo el Mediterráneo. Se puede apreciar la muralla, construida para tranquilizar a los vecinos.

Cantina en Fontilles, donde hasta hace no mucho, los residentes jugaban al dominó.

Cantina en Fontilles, donde hasta hace no mucho, los residentes jugaban al dominó.

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Parece que el tiempo se ha detenido en Fontilles, pero el espíritu de lucha contra la pobreza, sigue muy activo.

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Estatua del padre Carlos Ferris.

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La vegetación rodea el complejo de Fontilles (fuentecillas).

2 comentarios en “Leprosería de Fontilles

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  2. Hace ya bastantes años, cuando era muy joven estuve aquí varias veces en este centro, junto con un un grupo de teatro de Barcelona, mi cuidad, y tuvimos lla satisfacción de representar varias obras dedicades a tos enfermos, de lo cual he guardado siempre un recuerdo que jamás se ha borrado de mi memòria.
    Me agradaria tener noticias de còmo sigue y si todavía continúan luchando con esta terriblle enfermedad.
    Reciban un saludo afectuoso.

    M.Carmen Mariné Lòpez

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