El agua, no solo es asunto de mares y océanos, aunque todo lo que afecta al agua salada parece más trascendente que lo relativo a ríos y lagos. Lo comprobamos tanto en el arte y la literatura, como en la ciencia y su divulgación.
Estas tres historias, tienen un denominador común: el río –o la laguna–.
1. Celso Arévalo. Pionero en el estudio de los ríos.
Caen en mis manos unas figuras geométricas impresas en cartulina, que guardo para emplear en collages. Son los desarrollos de figuras dibujadas a línea, que alguien recortó para, quién sabe, si montar un día los prismas corpóreos. El grueso papel está amarillento por el paso del tiempo. En uno de esos recortables, se lee: «Celso Arévalo. 98 formas cristalográficas».
A través de otro río, el de Google, descubro que Celso Arévalo fue pionero de la ecología en España –considerado por algunos uno de los padres del movimiento en nuestro país–, en las primeras décadas del siglo XX, bajo la denominación de hidrobiología.
Arévalo nació en Ponferrada (León) en 1885, y se doctoró en Ciencias Naturales con 19 años. Compaginó la docencia en las universidades Central y de Zaragoza, con investigaciones en la Estación de Biología Marítima de Santander, cuyas pautas trasladó consigo a Valencia, para el estudio del zooplancton de L’Albufera.
En 1918 se traslada definitivamente a Madrid, como catedrático, y más tarde director (1943), del Instituto de Enseñanza Secundaria Cardenal Cisneros.
Durante 25 años, compaginó la docencia en el Instituto con la investigación y divulgación de la ciencia a través del trabajo de campo y el laboratorio, herramientas fundamentales para el naturalista moderno, como lo define el biólogo Santos Casado de Otaola en su biografía.
Casi 100 años después, el nombre de Celso Arévalo reaparece –y no hablo de mis cartulinas–. Científicos valencianos han encontrado en L’Albufera, por primera vez desde que fueron catalogados por Arévalo, unos crustáceos de apenas 1 mm, los Ilyocryptus agilis, que limpian el agua de materia orgánica.
Es una buena noticia, ya que los huevos de estas “pulgas de agua”, han esperado varias décadas de desarrollismo hasta encontrar de nuevo una Albufera tan limpia como para eclosionar. El mismo equipo, encontró un pariente cercano de esta pulga en el Marjal de Pego-Oliva (Alicante) los Ilyocryptus cuneatus.
Las palabras en azul son enlaces.
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Muy interesante la historia de Celso Arévalo, pero lo fascinante de verdad, al menos para mí, son esos recortes de las formas cristalográficas.
Me encantan…..yo intentaría montarlas para hacer un móvil con ellas….
en cualquier caso, nos mostrarás tu trabajo?
Un saludo
Lucía.
Muchas gracias por tu comentario, LuciLá. La verdad es que es una responsabilidad el recortar ese material, je, je.
Te pongo aquí un enlace para que veas otros collages, de un proyecto colectivo:
http://diacolas.blogspot.com.es/search/label/Javier%20Medina
Son geniales!!!! he de reconocer que solamente me he mirado tres páginas….hay mil!
muy chulos, hace poco encontré un collage antiguo que me encanta y me recordó lo que disfrutaba con ese arte….
Os iré siguiendo.
Gracias!
LuciLá, te animo a participar con tus collages en «Los días contados». El calendario, lo venden en Amazon, y si no lo encuentras, siempre puedes hacer el collage digital… aunque no es lo mismo. ¡Saludos y gracias!