No es un libro para leer. De momento, tendrás que conformarte con disfrutar de sus ilustraciones. Durante siglos, nadie ha sido capaz de descifrar el código de este manuscrito: el Códice Voynich.
Gracias a una prueba de Carbono 14, se sabe que fue escrito en el siglo XV; que según las ilustraciones –un tanto toscas y básicas–, trata sobre botánica, astronomía o astrología; no se sabe en qué idioma está escrito… se asemeja al sánscrito, tamil, incluso al esperanto. Las especies vegetales y constelaciones también son desconocidas.
Lo que sí se sabe, es que sea o no, un texto encriptado, cumple con la Ley de Zipf (lingüista del s. XX) de frecuencia de las palabras en la mayoría de los idiomas: la palabra más utilizada se repite el doble que la segunda, el triple que la tercera, y así sucesivamente. En el s. XV ningún pícaro conocía esta ley.
El nombre de la obra, se debe al librero británico Wilfred Voynich, quien lo halló en 1912 en un monasterio jesuita de Roma, donde permaneció escondido durante siglos, quizá para mantenerlo a salvo de la Inquisición.
Existen múltiples teorías sobre su autor y finalidad: desde un engaño para obtener una cifra desorbitada del emperador Rodolfo II de Absburgo (sobrino de Felipe II y educado por éste, aficionado a la alquimia y astrología), hasta el producto de la imaginación de un Leonardo Da Vinci de 9 años.
Actualmente, el Códice Voynich se encuentra en la Universidad de Yale (EE.UU.), y puedes disfrutar de sus páginas digitalizadas en alta resolución en este enlace.
La editorial burgalesa Siloé, se dispone a clonar 898 ejemplares en los próximos dos años, lo que supone una labor de artesanía que implicará a profesionales del dibujo, pintura, fotografía, encuadernación… hasta 20 gremios.
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Qué gran misterio! Y toda una preciosidad
Sí, es una historia que daría para escribir una novela.
¡Muchas gracias por tu comentario!
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