La noticia se publicó hace unos días: “Se lanza la primera web de cocas a domicilio”. Algo que podría ser una ocurrencia de corto recorrido, resulta que detrás de la iniciativa, se encuentra nada menos que Pep Romany, embajador de la coca y de la cocina tradicional de La Marina, desde su restaurante Pont Sec, lugar imprescindible para acercarse a la gastronomía popular de la zona.
Un vino en la playa
Nos encanta la playa en otoño e invierno, e intentamos aprovechar los días de sol para pasear, leer, o tender la esterilla y tomar un vino mirando las olas. Fue en este momento, cuando alguien dijo ¿y si encargamos unas cocas en aquella web nueva? ¿y las traerán hasta aquí? Sábado, tres de la tarde y el estómago vacío. No tuvimos más remedio que probarlo.
Cocas para elegir
En la web de Nyas Coca, se puede elegir entre aproximadamente 18 tipos de coca, según temporada. Los precios, desde 3,50€ hasta 6,50€. Entrega a domicilio, 3€ (dan opción de recoger en Pont Sec). Se encarga y paga a través de la web, donde te registras en unos minutos, tarjeta de pago en mano. La atención telefónica es de lo más amable; llamamos para confirmar que nos llegaría el pedido en mitad de ninguna parte, a pie del mar. Transcurrida la media hora prometida, aparece el motorista, quien accedió a que le hiciéramos unas fotos.
Packaging: ese envoltorio coherente con la marca y el producto.
Corremos hacia el repartidor, que ya tenía un pie metido en la arena para la entrega. Una bolsa de papel kraft, y dos cajas o estuches de cartón: ningún plástico. Dentro de cada estuche, dos cocas recién hechas, de un palmo de diámetro, aún calientes.
No he probado nunca una coca. ¿Es una pizza sin queso?
La comparación podría servir, si no fuera porque la pizza ha triunfado en todo el mundo, para lo bueno y para lo malo. Si tu referencia de pizza es una base de masa recalentada con muchas cosas grasientas encima, poco que ver. Manuel Vicent describe así la coca en “Comer y beber a mi manera”:
El tomate llegó a España antes que a Italia. Esta coca fue llevada a Nápoles por los almogávares valencianos. Allí se limitaron a añadir queso fundido de búfala a estos aditamentos y de ahí nació la pizza napolitana, que es la primigenia. El secreto de la coca valenciana con tomate está en la masa, que debe ser fina y bien horneada, de forma que los dientes hallen cierta resistencia al encontrarse con ella después de que toda la boca se haya inundado con el sabor, mitad dulce, mitad salado, del pimiento y el tomate. La masa gorda y blanda supone un rotundo fracaso.
Manuel Vicent. Comer y beber a mi manera. Alfaguara.
Cabe decir que también hay cocas infames, una especie de discos de pan gordo, con algunos guisantes de lata encima. Pero las cocas que nos ocupan, proceden de harinas compradas en la península. La masa ha reposado un mínimo de tres días. Los ingredientes vegetales muy probablemente hayan sido recolectados esa misma mañana del huerto que Pep Romany tiene junto a Pont Sec, o haya sido adquirido a agricultores de la comarca. Y todo horneado minutos antes en un horno de leña. Un lujo asequible. Larga vida a Nyas Coca.
Larga vida, lo comparto porque lo viví. Una experiencia fantástica en la playa. Hay momentos que no tienen precio. Rapidez, amabilidad y estaban ricas. Qué más se puede pedir